lunes, 7 de diciembre de 2020

Reseña sobre "Candidato" de Antonio J. Rodríguez

Los abogados de mis editores me disuadieron de publicar aquel reportaje, ni siquiera como biografía no autorizada. En un proceso judicial, yo tenía las de perder. Decidí entonces transformar los materiales que había acumulado en una novela”.

 

 Antonio J. Rodríguez, nacido en 1987.

Advertidos estamos desde el comienzo, esta no será una novela al uso. Se nos presenta como biografía apócrifa que entremezclará elementos reales con recreaciones de ficción. Dirigida principalmente a un público conocedor de la temática política, la novela obsesionará al lector con adivinar quién o quiénes son los personajes que se presentan en la novela. Este ‘cluedo’ hace que el lector se implique de sobremanera, buscando relaciones fantasmales, con las que el autor obsesionará a su público. Aparecen ciertas referencias que pudieran ayudarnos a tal, pero desde la ambigüedad con las que se presentan no confirman ni corroboran las sospechas y todas parecen infundadas. Estoy convencido de que fueron conscientemente seleccionados toda esa serie de señuelos donde podemos ver, por ejemplo, referencias abundantes a estupefacientes, a la jovialidad de los candidatos políticos o el infrecuente apellido Herzog, en uno de los personajes secundarios.

 

A esta implicación del lector por descubrir las alegorías escondidas, podemos añadirle una narración trepidantemente rápida. Desprovista del pomposeo que acompaña frecuentemente a los escritores jóvenes, ‘Candidato’ no está carente de reflexión. Creo firmemente, que engarza con la tragedia griega clásica. Su división en tres partes, corresponde a la estructura tripartita de la tragedia griega. Así también lo es su temática, la cual desde un comienzo nos muestra un personaje principal, que irremediablemente se conduce a la fatalidad. Este inevitable desastre es dispuesto premonitoriamente por los dioses, que por las características del personaje principal, se encarnan en el ego del mismo protagonista, cuyo narcisismo es abrumante y se refiere en ocasiones a sí mismo como una “escultura griega” (¿otra pista de su relación con el género de Sófocles?).

 



La estructura interna es similar, el personaje principal castigado por la divinidad, que representa a él mismo, se ve abocado inexorablemente a buscar solución a su situación. Para ello, pretende salvar a la sociedad aportando su ética a la política, con una noble aspiración: desechar el conservadurismo de la derecha política. Sin embargo, la propia naturaleza del personaje y el peso de los vicios sociales acaban por corromper su ya corrupta ética, sepultando la posibilidad de cualquier benigno fin e integrándolo dentro del marco de la corrupción.

 

El personaje principal es Simón Soria, quien no llega a los cuarenta y luce un físico atlético, que en combinación con sus grandes dotes oratorias podríamos compararlo con cierto exdirigente de un partido naranja. Debido a un enorme ego y narcisismo, se ve invadido por la desidia y el aburrimiento de una vida plagada de monotonía. Sus expectativas vitales se ven frustradas, a pesar de encontrarse en un placentero lugar como profesor universitario. En el ámbito amoroso tampoco encuentra motivos para la satisfacción, pues su vida marital con Elia, forzada por la apatía, desemboca en una ruptura irremediable. En el ámbito académico, sus ideas se oponen al keynesianismo predominante en su Departamento de Ciencias Políticas. Definitivamente, su ambición y éxito parecen haber tocado techo: dar clase a unos alumnos desinteresados y a los que aborrece, donde predomina la mediocridad, entre tuppers en bolsas de plástico.

 
Simón Soria luce parecido a Diego Fusaro


Sin embargo, en esa semioscuridad y tragedia interna, el desasosiego encuentra una válvula de escape: el principal partido del centro-derecha español le llama a filas como asesor para refundar el partido y dar armazón teórico a sus postulados. Quieren instaurar en España el liberalismo de corte angloamericano. Experto en Raymond Aron, Simón Soria es el hombre. Entra así en política con un fin, y se autoconfirma a sí mismo: “puedo volver a la Facultad cuando desee, si entro en conflicto con mi ética, abandonaré esto”. Parece tajante. En realidad, encontramos en esta actitud una alegoría que actúa como radiografía pretendida de aquellos militantes de aluvión que entraron en política tras la crisis de 2008 y sintieron en que el contexto era el propicio para preguntarse: ¿por qué no cambiar la política desde dentro? ¿por qué no ser la generación que cambiará hacia una política de la moralidad? Y nuestro novelista nos advierte: la corrupción está en el sistema, pero el sistema es el hombre.

 

El pesimismo desaforado que exhuma el libro se mezcla indefectiblemente con un panorama actual de la política española que nos invita a reflexionar: ¿cuánto de realismo tiene ese pesimismo? Escisiones tras escisiones, barones y baronesas contra secretarías de partido, defensa de la corrupción como mal menor y la política como un show, donde ganan diferentes, pero pierden los mismos. Donde la ilusión es lo que vende el político a cambio de la moneda del voto.

 

La serie 'Baron Noir'.



Todo esto encontramos en ‘Candidato’, una novela que se inserta en el thriller político, género que parece vivir un apogeo temático La política está de moda, y es por ello, que vemos la gran acogida en el mercado español e internacional que recogen grandes éxitos en el panorama audiovisual como ‘House of Cards’ o también ‘Baron Noir’, a quien se asemeja quizás más. Aunque la larga lista de éxitos y producción en este sentido no acaba ni mucho menos con estas dos archiconocidas, el género está en auge con producciones de alto nivel como "Marseille" (francesa), "Gomorra" (italiana), e incluso forzándolo, podríamos contar incluso con "Juego de tronos". Aunque el panorama español no está ausente de grandes éxitos cinematográficos, donde la política tiene un papel fundamental, como por ejemplo en "El hombre de las mil caras" (2016) de Rodríguez Librero, "El reino" (2018) de Sorogoyen o "Vota Juan" (2019) de Cavestany.


La vigorosidad del género político desde una perspectiva deprimente y pesimista es obvia. Y quizás desde la perspectiva española, esta novela es el reflejo del ánimo y del sentir generalizado de apatía y desafección política. Es un grito, el de una generación azotada económicamente y desilusionada políticamente, que busca a la desesperada, un retazo de ilusión y una chispa de originalidad a la hora de depositar su voto. Sin querer, Antonio J. Rodríguez, autor de la novela, hace un ensayo de las razones del voto excéntrico y del voto anti, y del por qué las masas obreras están en peligro de ser captadas por la derecha.


Imperdible, trepidante y entretenida. Rápida pero reflexiva. Una novela para leer rápido y pensar lento después. Altamente recomendable para los amantes de la política, para estudiantes universitarios, y para todo aquel que viva el politiqueo en sus carnes, pues verá reflejados a modo de parodia, muchos personajes arquetípicos. Con ‘Candidato’ nos sumergiremos en las tuberías de la traición y la contradicción, tanto de la política como de la vida.


'Candidato' (2019) de Antonio J. Rodríguez
Editorial Litera Random House 


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